Serguéi
Serguéievich Prokófiev, conocido como Serguéi Prokófiev nació en la ciudad de
Sontsovka el 23 de abril de 1891 y murió en Moscú el 5 de marzo de 1953. Fue un
gran compositor ruso. Mostró su gran talento como pianista y compositor y tomó
lecciones con Glier desde 1902. En 1904 entró en el conservatorio de St.
Petersburgo, donde Rimsky-Korsakov, Lyadov y Tcherepnin eran algunos de sus
profesores; Tcherepnin y Myaskovsky, que le brindaron una gran ayuda, despertaron
su interés en las obras de Skryabin, Debussy y Strauss.
Prokofiev hizo su
debut como pianista en 1908, rápidamente creó una sensación como de niño
terrible y muy moderno. Su inclemencia en sus primeras piezas de piano, y más
tarde en muchos de sus trabajos como en los extravagantes Conciertos para Piano no.1 y no.2, llamaron la atención.
Después en 1914
dejó el conservatorio y viajó a Londres, donde escuchó los trabajos de
Stravinsky y ganó la comisión del encargo de Dyagilev: su obra fue rechazada
(la música fue usada para hacer La Pieza
de Scythian); en una segunda oportunidad, su obra Chout, no fue puesta en escena hasta 1921. Hacia el final de este
gran periodo, en 1918, se fue de Los Estados Unidos; después de esto, en 1920,
Francia fue su hogar.
Su productividad se
retrasó mientras trabajaba en su ópera The
Fiery Angel, una intensa fábula simbolizada por el bien y el mal, que no
tuvo ninguna representación completa hasta después de su muerte. Después de
esto, él introdujo ásperos y pesados elementos mecánicos en su música, especialmente
en el clímax en la Sinfonía no.2
y en el ballet Le pas d´acier, mientras que su ballet clásico siguiente, L'enfant, está en un estilo mucho más
apacible: los barbáricos y los líricos eran alternativas inmóviles en su música
que no la fusionó hasta los años 30, cuando comenzó un proceso de reconciliación
con la Unión Soviética.
Romeo
y Julieta, el ballet clásico comisionado por los Bolshoy,
tuvo su premier estreno en 1938 e hicieron que después se convirtiera en una
parte del repertorio Soviético tradicional. En 1936 se mudó a Moscú, donde
inició su dedicación a los géneros de las canciones, la música, y la hospitalidad
de los niños: Pedro y el Lobo.
Llegó a Moscú en un
momento muy peculiar, cuando el realismo socialista estaba en su momento más
intenso, y compuso su primer trabajo de una clase más ambiciosa, la ópera Semyon Kotko, que no tuvo éxito. Con el comienzo
de la guerra, sin embargo, encontró la motivación para responder a su
patriotismo: implícito en un ciclo de tres sonatas (No.6 a la 8) y en la Sinfonía
No.5, más interesado en los ajustes de escenas de la guerra y de
la paz en la obra de Tolstoy, que le dio la oportunidad para que su genio
musical fuera expresado. Sergei también trabajó en el ballet clásico integral, Cinderella.
En 1946 se retiró
del país y aunque estuvo muy motivado a seguir componiendo, solo los trabajos
de sus primeros años se han revisado y representado adecuadamente. Incluso su
muerte fue dejada atrás ya que murió en el mismo día que Stalin.
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