miércoles, 15 de noviembre de 2017

Hildegar Von Bingen

Estos días en clase estamos tratando el tema de la música de la Edad Media, concretamente el Canto Gregoriano. Este estaba caracterizado por ser una música con finalidad religiosa, monódica, cantada en latín con un ritmo libre. Tenía un ámbito melódico reducido y además se desplazaban por grados conjuntos. El canto gregoriano era cantado a capella y estaba interpretado solo por hombres, aunque como vamos a ver, también hubo mujeres que lo cantaron, que compusieron obras y que destacaron como es el caso de Hildegard von Bingen.

Hildegard von Bingen nacida en una familia noble alemana en 1098, fue una polifacética abadesa, física, filósofa, naturalista, compositora, poetisa y lingüista del medievo. Sus padres eran muy creyentes y la entregaron a la Iglesia como un diezmo cuando ella tenía ocho años.

Siendo ya abadesa, afirmaba haber tenido visiones a una edad muy temprana, que continuaron a lo largo de su vida. De hecho, la mayoría de las obras de Hildegard von Bingen se presentan en forma de visiones. Estas visiones hicieron que se la tratara como una persona en conexión con lo divino, lo que explica en parte cómo fue capaz de deshacerse de las restricciones de la iglesia medieval con las mujeres predicadoras y dedicarse a la filosofía y a la ciencia. Fue la primera y única mujer en siglos autorizada por la Iglesia a predicar, cosa que hizo en numerosas giras por pueblos y templos de Alemania.

Las obras científicas de Hildegard, a diferencia de sus otros escritos presentados en forma de visiones, no se describen como profecías. Hildegard escribió Physica, un texto sobre las ciencias naturales, así como el tratado médico Causae et Curae. En ambos textos, describe el mundo natural y muestra un particular interés en las propiedades curativas de las plantas, los animales y las rocas.

Además, Hildegard escribió textos teológicos, botánicos y medicinales, así como cartas y poemas.


Hildegard no sólo se dedicó a escribir, sino que además era una compositora consumada de música gregoriana y escribió setenta y siete canciones aproximadamente, y una ópera, Ordo Virtutum, por la cual se ha dicho que la compositora fue más allá de las normas de la música medieval otorgándole un nuevo lenguaje.

La mayor parte de sus canciones son cantos de alabanza a la Virgen María, a la Trinidad o a los santos locales. Sus obras varían, desde himnos silábicos y secuencias hasta responsorios altamente melismáticos. Lo más asombroso es el carácter sumamente individual de las melodías de Hildegard. Muchas superan en una cuarta o una quinta el ámbito de una octava y en ellas la música es tan importante como la poesía. Utiliza reiteradamente un pequeño repertorio de figuras melódicas en constante variación. Entre sus creaciones más conocidas se encuentra el ciclo de canciones de la “Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales”.

A la edad de ochenta años llegó la que fue tal vez su peor experiencia: un conflicto con las autoridades eclesiales. La abadesa había permitido la sepultura de un noble excomulgado en el cementerio de Rupertsberg. El hombre, poco antes de morir, se había reconciliado con la Iglesia, acción que escapó al conocimiento del alto clero. Hildegard se negó a cumplir la orden episcopal de exhumar el cadáver y alejarlo de tierra consagrada, alegando la final reconciliación del fallecido con Dios.

Pasaron meses de amenazas y prohibiciones contra su comunidad intentando hacerla ceder. Finalmente, casi un año después, el arzobispo, al conocer los detalles, levantó los castigos. Fue la postrera victoria de una mujer excepcional en una época difícil. Fallecería pocos meses después, el 17 de septiembre de 1179.

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