martes, 26 de diciembre de 2017

Música a Miguel Hernández

Como cierre a un año de homenajes por el 75º aniversario de la muerte de Miguel Hernández, se presenta El canto que no cesa, un álbum producido por Paco Ortega, interpretado por grandes artistas del panorama musical nacional y con la colaboración de la Diputación de Jaén, que es propietaria del legado del poeta.


Joan Manuel Serrat, José Mercé, Paco Ibáñez, Aziza Brahim, Mayte Martín y Ana Corbel son algunos de los nombres que han colaborado en el disco, en el que solamente dos de las once canciones no son temas originales del poeta: Para un homenaje a Miguel Hernández, de Víctor Manuel, y A Miguel Hernández, de Manuel Alcántara.

"Es un álbum que tiene mucha fuerza, mucha energía y mucha sinergia en común. Quería hacer algo más novedoso con respecto a otros poemas de Miguel Hernández, enseñar que se puede 'musicar' un poeta y estar contento, incluso cantarlo en el coche", declaró el productor en la presentación del álbum en Madrid.

Paco Ortega cuenta que cuando recibió el encargo de la Diputación de Jaén, propietarios del legado de Miguel Hernández, supo que debía intentar algo diferente, un disco que aportara algo novedoso, algo que convirtiera este disco en algo más que un disco de homenaje al poeta.
Muchos han sido los artistas, las canciones y los discos que han visitado la obra del gran poeta alicantino. Desde la obra inolvidable de Serrat hasta el último trabajo de Carmen Linares pasando por una pléyade de artistas, unos más mediáticos que otros, que han contribuido a propagar y poner en valor la conmovedora obra del poeta.

Los ingresos que se obtengan por la venta física y digital de este álbum serán destinados íntegramente a proyectos de cooperación al desarrollo a través de la ONG Quesada Solidaria.

Un disco de canciones hermosas, que amplifica la obra de uno de nuestros grandes poetas y que practica una solidaridad necesaria en estos tiempos difíciles que vivimos.

Fuentes: 

                  
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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Alejandro Sanz

La gala de entrega de los 64º Premios Ondas se celebró la pasada noche del martes 12 de diciembre en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. Destacó Alejandro Sanz, Premio Ondas como Artista del Año, por
Acto entrega Premio Ondas 2017
el impacto y la fuerza global de Más es más que celebraba los 20 años de Más, el disco de un artista español que más copias ha vendido en la historia de la música. El proyecto, desarrollado a lo largo de 2017, culminó en un concierto único celebrado en el estadio Vicente Calderón de Madrid que reunió a 45.000 personas y en el que participaron numerosos artistas. Como dato que demuestra el impacto de este concierto, es que las entradas para el evento se vendieron en apenas 30 minutos y la actuación tuvo una gran repercusión internacional.

Después de dos décadas, el autor de Corazón partido afirmaba que sigue con “ilusión y ganas ante lo que queda por venir”. En la gala cantó junto a Niña Pastori Cuando nadie me ve, en un evento marcado también por el homenaje a Camarón, fallecido hace 25 años, premiado en esta edición al igual que Alejandro.

Además de este premio, Alejandro Sanz recibió, hace un par de semanas, el premio Persona del Año 2017 de los Grammy LatinoLa única pena, según manifestó Alejandro Sanz, es que este premio, que considera el más importante de su carrera, no tenga una gran repercusión en España, al igual que ocurre con otros galardones de la música en contraposición a la que tienen los del cine.


Se celebró una gala en su honor, la gala Persona del Año, en la que cantaron Juanes, Camila Cabello, José Antonio (el Carpeta), David Bisbal, Natalia Lafourcade, Manuel Medrano y Luis Fonsi entre muchos otros.

Esta importante distinción le llegó menos de una semana después de ser premiado en España, con el Golden Music Awards de los 40 Principales por sus logros artísticos.


Estos han sido algunos de sus premios este año, aunque su carrera musical ha estado repleta de premios, obteniendo los más importantes del mundo de la música como son los Ondas, los Amigo y los Grammy, y varios discos de Oro y Platino nacionales y extranjeros. Todo esto hace de Alejandro Sanz un lujo para la música española.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Ars Antiqua


Estos días en clase hemos estado viendo el Ars Antiqua y hemos escuchado el Sederunt. He profundizado un poco más en La Escuela de Notre Dame, a la que pertenece Perotin, compositor del Sederunt.

Se conoce como Ars Antiqua al periodo que va desde 1170 hasta 1310 aproximadamente. Se dieron grandes avances en la notación musical. Las fuentes que tenemos de la época son el Códice de Turín, Códice de Montpellier, Códice de Bamberg y el Códice de Las Huelgas.

El centro principal de su actividad se sitúa en la Escuela de Notre Dame de París:
Entre 1260 y 1330 París se convierte en la vanguardia musical con centro en la catedral de Notre Dame. La música que allí se compone será conocida y difundida por toda Europa.

La mayor novedad de esta escuela es que hasta el momento no se sabía qué ritmo tenía la música pero la polifonía se iba volviendo más compleja y los compositores tenían que indicar cómo encajaban las voces. A partir de esta época se utilizará un sistema para representar la duración de los sonidos siguiendo los pies métricos de la poesía clásica y que se basa en valores largos y breves. A esto se ha conocido como notación modal. Hay 6 modos:
  • Modo I: Troqueo: L – B (Larga – Breve)
  • Modo II: Yambo: B – L (Breve – Larga)
  • Modo III: Dáctilo: L – B – B
  • Modo IV: Anapesto: B- B- L
  • Modo V: Espondeo: L – L
  • Modo VI: Tríbraco: B – B – B

El tipo de organum que se compone en Notre Dame es el melismático (más de 4 notas por sílaba). La voz principal es un tenor en valores largos y la/las voces superiores están ordenadas según los modos rítmicos. Pero existe una novedad más y son las cláusulas de discanto. Estas son secciones de algunos organum en donde el tenor se vuelve melismático y se organiza según un modo rítmico. A veces ocupan solamente una palabra. Con el tiempo se hacen intercambiables y después se independizan dando lugar a otra forma musical. 

El conductus es una pieza de contenido sacro pero no litúrgico destinado a acompañar desplazamientos del clero, por lo menos en su origen. El estilo será distinto al organum, sobre todo porque la voz principal es de creación nueva, no se saca de ninguna melodía gregoriana. Normalmente a 2 o 3 voces y de estilo silábico aunque puede llevar secciones más melismáticas.

El motete nace sobre 1225 a partir de las cláusulas de discanto de los organum. Cuando éstas se independizan, se les pone un texto nuevo. Primero lo fue en latín, religioso, y después también profanos franceses. 


Son cuatro las fuentes que tenemos de la Escuela de Notre Dame cuatro manuscritos llamados Wolfelbütel I, Wolfelbütel II, Manuscrito de Florencia y Manuscrito de Madrid y que contienen el repertorio de la escuela, lo que se conoce como Magnus Liber Organi.

En estas fuentes se habla de Leonin, músico maestro de capilla de la catedral de 1163 a 1182, como el mejor compositor de la forma organum. Parece que él compuso el corpus central del Magnus Liber Organi

También tenemos constancia de Perotin, el mejor compositor de discanto que completó la versión del Magnus Liber Organi añadiendo las cláusulas de discanto y otras voces a los organum que allí aparecen.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Ludwig Van Beethoven


Existen pocos datos acerca de la infancia de Ludwig Van Beethoven, nacido en Bonn en 1770. Al parecer, su padre le enseñó violín y piano. No obstante, su verdadero primer maestro fue el organista Christian Neefe, que utilizó para sus enseñanzas el Clave bien temperado de Johann Bach. Viajó a Viena donde asistió a las clases de Mozart y completó su formación.

Beethoven tiene diferentes etapas y periodos:


Primer periodo creativo: el clasicismo
F
Este primer periodo llega hasta 1803. En él figuran obras basadas en el lenguaje clásico de Haydn y Mozart y algunas experimentales realizadas entre 1800 y 1802. El reconocimiento de la sociedad musical vienesa le llegó pronto. 
En este periodo compuso la Primera Sinfonía, y aunque no se sabe con exactitud cuándo terminó de componerla, se sabe que los esbozos del último movimiento se realizaron en 1795. Su necesidad de romper moldes desde el inicio no hizo disminuir la recepción entusiasta que la obra tubo por parte del público y de la crítica que destacó su nivel artístico, su novedad y su densidad emotiva. 
De esta época son algunas de sus sonatas para piano, el Concierto para piano Nº 2 y la mencionada Primera Sinfonía:



El romanticismo incipiente
F
Este periodo arranca en 1803 y se cierra con la crisis de 1812. La primera declaración clara de su sordera se produjo en 1801. Esto es importante por el modo en que influyó en su carácter y en su carrera como concertista: se volvió huraño, dejó de relacionarse socialmente y evita a toda costa tocar el piano. En esta época sus obras hacen gala de una gran fantasía y en ellas aparece una gran cantidad de ideas extramusicales. Las sinfonías Segunda y Tercera (1803/1805); La música, lenguaje universal; La Quinta sinfonía; La Sexta Sinfonía y Las sinfonías Séptima y Octava (1813) pertenecen a esta etapa.

Segunda sinfonia

Séptima sinfonia

El pleno romanticismo
F
Esta etapa comienza con las obras de circunstancias de 1813 y 1814 y se cierra con unas obras de síntesis que, en general, emplean grandes formatos. El inicio se caracteriza por la llamativa disminución de su actividad productiva debido a, entre otras, el empeoramiento de su sordera. A partir de 1818 solamente se comunicaba por escrito.
Otro aspecto le condujo también a un retraimiento musical y personal importante: tras el fin de la guerra, el gusto musical en Viena cambió ostensiblemente y si bien Beethoven siguió siendo un personaje conocido y respetado en aquella ciudad, sus obras no se interpretaban. Hammerklavier, la Missa solemnis, Variaciones sobre un vals y la Novena Sinfonía pertenecen a esta etapa.
Variaciones de un vals

Missa solemnis 


Su obra fue un modelo estilístico para la generación de Brahms y Wagner. Este último vio en él al primer compositor capaz de dar a cada obra su sello propio e inconfundible, factor que se convertiría, en el futuro, en elemento primordial de valoración musical; la pasión de Wagner sintió y expresó por la música de Beethoven a su difusión a finales del s XIX y principio del XIX.